Da una pena horrorosa el ver como los mercados de los barrios van poco a poco languideciendo en aras de una gran superficie comercial plastificada y hermanada casi siempre a grandes multinacionales.He decido no asomar más la cabeza por ninguno de éstos mercados.Me produce una extraña urticaria la lectura del "se traspasa"(!ni de coña ¡) que se puede leer en la mayoría de los puestos.No puedo comprar nada en los pocos puestos que que todavía aguantan el tipo,porque me parece que hablo con un reo condeanado al ostracismo más absoluto.
Y ya me contarán ustedes,tendremos que ir acostrumbrandonos a hablar con las estanteterias de los supermercados y decirles aquello de cuarto y mitad,me lo cortas fino que es para rebozar,Manolo ,¿que pongo hoy de primero?,y guardame dos kilos para el sábado.Lo tenemos claro.
Nos queda solamente la esperanza,de que declaren a todos los mercados centrales, monumentos historicos gastronómicos y patrimonio de la humanidad,para que no desaparezcan en pos del ladrillo,(bendita crisis),y podamos disfrutar de sus colores, de sus olores y de su humanidad.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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