martes, 26 de junio de 2012

Las anchoas de La Escala


La Escala es un pueblecito gerundense en la zona alta de la Costa Brava.Además de entretener a los turistas,los lugareños se dedican a pescar en unas pequeñas barcas llamadas "teranyna" o traineras unas anchoas que durante los meses de julio a septiembre se pasean por sus costas de agua cálida y transparente.
Una vez en puerto,las anchoas se descabezan y evisceran y son colocadas concéntricamente dentro de barricas cerradas y sometidas a la presión de unas pesas que se les ponen encima,dejándolas madurar por espacio de seis meses entre capas de sal hasta que la anchoa reclama el pasar a mejor vida.Luego se embotan con sal gorda y se comercializan.
Su preparación en la cocina no necesita de grandes miramientos.Las anchoas se lavan debajo del grifo,se les retira la espina,pasan al secador y terminan con un toque de aceite de oliva virgen y opcionalmente con un punto de vinagre blanco de vino.
El gran Josep Mercader ,fundador del motel l'Emporda en Figueres,cansado de que al limpiar las anchoas se le atascara el fregadero,decidió un buen día reservar las espinas de las anchoas y no precisamente para hacerse un collar.Mercader las marino en leche por espacio de quince minutos para reblandecerlas,luego al túnel de secado,las rebozó en harina y las remitió a una sartén con aceite de oliva caliente hasta que comenzaron a broncearse.Listas las espinas ,avisó a un señor que siempre reservaba la habitación 103 y se se sentaba en la mesa número 26.Ese señor era el entrañable Josep Pla que maravillado por el milagro acontecido,entro en éxtasis, se sentó en su mesa y escribió de una tacada tres o cuatro libros.